Dir. Woody Allen | Estados Unidos | 96 minutos
Sinopsis: Los Ángeles, años 30. En la meca del cine, el joven recién llegado Bobby Dorfman (Jesse Eisenberg), sobrino de un poderoso agente y productor de Hollywood (Steve Carell), se enamora de Vonnie (Kristen Stewart), la guapa secretaria de su tío Phil. (FILMAFFINITY)
Woody Allen es -para mí- uno de esos directores que, o hacen las cosas realmente bien o las hacen jodidamente mal, y a lo segundo me refiero por lo reiterativo que resultan ciertos elementos de su filmografía. Con esta película entro una vez más en el debate personal, ¿necesitamos una película anual de su autoría, o sería mejor esperar un poco por guiones que verdaderamente valgan la pena?. En mi opinión, al señor le sobran ideas para escribir grandes obras, pero ese intento por ganarle la carrera a la muerte -por medio de su ya indiscutible legado- le ha hecho mucho, pero mucho daño.
Café Society no es una mala película, sencillamente es intrascendente hasta la médula. La historia de amor imposible que se nos ofrece está más vista que las gafas del propio Allan Stewart Königsberg (nombre real del realizador), que cuenta con una ejecución enmarcada por una voz en off del propio Allen, y cuya estructura ofrece un sólo plot twist que al final de cuentas no termina por ser en absoluto inesperado ni digno de la posteridad.
La pareja protagónica interpretada por Jesse Einsenberg y Kristen Stewart no acaba por ir más allá del estereotipo que todos esperamos de dos actores que no fueron dotados precisamente de un carisma desbordante, y si aparte le añadimos la imitación del personaje masculino al inmortal neurótico que Woody Allen encarnó durante décadas, tenemos mucho menos todavía de dónde sacar elementos positivos. Steve Carell como secundario es por mucho lo más rescatable de toda la propuesta. Y que cada quien lo tome del modo que pueda.
Si lo ponemos como un filme cualquiera, sin nombres y apellidos, puede que la nota de un servidor alcance a rozar el 7/10, pero aunque deseemos separar la obra de su autor, esto es inevitable, y más cuando se trata de uno de los iconos del cine, cuya carrera seria envidiada por cualquiera que tenga intenciones de hacer o ya esté inmerso en el mundo de la realización. Escándalos personales se venden por separado.
Aún dicho todo lo anterior no estamos ante una cinta atroz en sí misma, todo aquel que no tenga un conocimiento muy basto de la obra de Allen (que ronda los 50 largometrajes) puede que alcance a pasar un buen momento; para todo aquel que sepa lo que es entrar al universo del neoyorquino, sepa que se enfrentará a un producto que no está precisamente a la altura de su realizador. Café Society.. la cuenta, por favor.
Por Jonathan Mata Richardson
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