Dir. Emilio Martínez Lázaro / España / 110 minutos
La opinión de un servidor es que una película no debería juzgarse en base a comparaciones con otras obras del realizador, sin embargo este caso es peculiarmente especial al tratarse del mismo autor de la cinta mas taquillera en la historia del cine español, Ocho Apellidos Vascos.
Ada (Verónica Sánchez) es una de tantas mujeres cuya vida sexual no es satisfactoria, mayormente por las altas expectativas que se ha hecho con respecto ello. Por casualidades de la vida se reencuentra con Luis (Alberto San Juan), un ex compañero de la escuela y amigo de la infancia que en la actualidad es un exitoso presentador de televisión, que a su vez la lleva a ver un espectáculo cómico interpretador por Lorenzo (Ernesto Alterio), otro de los amigos de la época. Ada comienza un romance con Luis, con el que mantiene una estupenda relación en lo que al romance respecta, sin embargo en el sexo permanece insatisfecha; sin embargo la energía sexual que desprende Lorenzo termina por seducirla, convirtiéndose éste en el hombre que por fin la haga sentirse como en una montaña rusa, lo que para Ada significa una encrucijada entre las mieles de la vida amorosa y una sexualidad plena.
La realidad es que pareciera que esta película fue una especie de ejercicio simplemente, vaya, que se hizo solo para estar entretenido haciendo algo. El guión es brutalmente pobre, y personalmente no encontré una buena justificación para contar esta historia, por donde se quiera ver es la clase de película que uno olvida a la media hora de finalizada. La montaña rusa es un tropiezo realmente escandaloso en la carrera de Martínez Lázaro que termina por olvidarse gracias a la estupenda Ocho Apellidos Vascos.
Por Jonathan Mata Richardson
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