Reseña | Mockingbird (2014)


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Dir. Bryan Bertino / Estados Unidos / 82 minutos

El elemento del clown en el género del terror siempre me ha resultado irresistible, y como no podía ser de otra manera, con Mockingbird mordí el anzuelo… una vez mas mordí el jodido anzuelo. Y si, existe una cantidad interminable de películas que son tan malas que resultan buenas, pero lamentablemente este no es el caso.

La película comienza con una escena típica de found footage donde un adolescente que clama piedad recibe un disparo que le vuela los sesos. Probablemente la escena inicial sea lo mas interesante en muchos minutos, durante los cuales vemos como a la puerta de 3 hogares distintos llega una caja con una cámara de vídeo dentro que aparenta ser el premio de un concurso ganado. Después de miles de horas en las que los personajes han jugado con sus premios se dan cuenta de que las cámaras no se pueden apagar (hágame usted el favor); acto seguido, reciben otro paquete con una serie de instrucciones que los hace suponer que son parte de un juego perverso (sin comentarios). Después de jugar con los nervios de dos de las tres victimas a base de golpes a sus puertas y ventanas, ruidos extraños y demás jugarretas, nos damos cuenta de que el tercero no la está pasando tan mal, el juego para él es diferente. El desenlace de esta ya tan manoseada mezcla de La Bruja de Blair, Saw y Actividad Paranormal es probablemente lo mas interesante de la película, que si bien es bastante corta me ha parecido eterna.

Lo sorprendente es que esta producción de tan baja calidad cuenta con el respaldo de Universal Studios, lo cual me pone a pensar bastante sobre el presente de este, en teoría, maravilloso género.

Por Jonathan Mata Richardson

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