Reseña | The Devil and Father Amorth (2017)

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Dir. William Friedkin | Estados Unidos | 68 minutos

Sinopsis: William Friedkin, director de «El exorcista», sigue a un anciano sacerdote de 91 años a un pequeño pueblo italiano donde practica exorcismos a una mujer. (FILMAFFINITY)

Comenzaré citando a un gran sabio de la filosofía contemporánea llamado Patricio Estrella, “he visto cosas estúpidas, pero esto es ridículo”. No existe un calificativo mejor para esta payasada orquestada, ni más ni menos, que por el director de la que es para muchos la obra cúspide del cine de terror. Sí, me refiero William Friedkin, y a su glorioso filme El Exorcista.

The devil and Father Amorth es un ¿documental? que nos muestra un caso “real” de exorcismo realizado a una mujer de nombre Christine en la ciudad de Roma. En dicho suceso vemos al padre Gabriele Amorth, un nonagenario y muy simpático sacerdote, recitando una serie de exigencias a los entes malignos que se han apoderado de su “paciente” para que abandonen su cuerpo, al mismo tiempo que la toma de la frente para hacer más contundente el mensaje; supongo. En la sala donde se lleva a cabo el ritual tenemos a los familiares de Christine, pertenecientes todos ellos al culto católico, atestiguando cómo ella se convulsiona y vocifera ene cantidad de cosas con una tenebrosa voz, curiosamente similar a la de Regan (Linda Blair) en aquella horrorífica joya de 1973.

Bueno, puede que Friedkin se haya excedido en el mal uso del protools y en una puesta en escena que nada le puede envidiar a los casos de profanaciones demoníacas del mítico programa de Primer Impacto, lo que a mí ya me colma un poco las narices (sí, tengo muchas), es que nos expone la opinión de una serie de “expertos” en medicina que “avalan” totalmente lo realizado por el padre Amorth. A ver, yo creo que una persona de ciencia puede ser una persona de fe y no pasa nada, incluso creo en la posibilidad de que haya médicos que estén de acuerdo con que hay cosas sobrenaturales que van más allá de lo que podemos explicar, sin embargo, creo que puede ser uno entre varios cientos el que te diga “si, eso es un claro ejemplo de posesión demoníaca y no hay nada más qué decir” y curiosamente ese, o esos, son justamente con los que platicó don William Friedkin.

Con el pasar de los años uno va aprendiendo que no hay nada más tendencioso que un documental, que eso de que es un retrato de la realidad es una completa patraña, puede reflejar una de las muchas realidades, un punto de vista pues, no obstante, intentar vendernos la opinión de unos cuantos como algo absoluto y verdadero me parece absurdo y triste, especialmente por todos aquellos que lo compran, y es que hasta resulta comprensible que el director de este filme siga mamando de la gran teta de su obra maestra, pero encuentro poco ético que no ofrezca esta pieza audiovisual como lo que es realmente, un muy mal “mockumentary”. Por favor, ya siéntese señora… o al menos varíe poquito el tema.

Por Jonathan Mata Richardson

(Ver trailer)

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Dinos, ¿crees en lo sobrenatural?

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